La libertad es tan difícil de conseguir como fácil de perder.

Dios nos dio la voluntad; la voluntad, la libertad, y ésta, el mercado.El mercado nos hizo libres, y el Estado nos llevó a la esclavitud.

Trabajador, si los políticos nada más ayudan a los empresarios, ¡HAZTE EMPRESARIO!

lunes, agosto 25, 2008

Con Cataluña y Vascongadas no hay que negociar, solo comunicarle el día de la suspensión de sus autonomías

Creo que estamos llegando al extremo de la ley, de la desfachatez política y de la paciencia nacional.

Ha sido un camino lento, un trabajo de hormigas, el que ha llevado el nacionalismo periférico. Ese mismo que hace un siglo rezaba por la raza superior vascona o contaba el dinero de la burguesía floreciente.
Unos nacionalismos, que con la careta del victimismo, han ido creando una vacuna contra la insensatez, la insolidaridad y el antipatriotismo más radical, para formar una sociedad adormecida, sin orgullo ni fuerza para decir basta ante tales desplantes.

Ese victimismo, que ha sabido amoldarse a los vientos que mejor soplaban a su favor, consiguió implantar el embrión de un gusano que creció dentro de la Nación. Ese gusano ha crecido tanto que ya es tan grande como su hospedador, es más, es capaz de intimidarlo e intenta ahora doblegarlo.

Ese hospedador, el pueblo español, que les ha construido carreteras, fábricas...que les ha dado la mano de obra de sus industrias, que les ha posibilitado tener cabida en la vida politica, que ha aguantado insultos y robos constantes, y que incluso les ha pagado unas Olimpiadas, es ahora el que tiene que esperar sumiso al último asalto, el desplante de la independencia.

Por supuesto que Cataluña puede ser independiente economicamente, no hay que dudarlo, pero no sería posible si las inversiones que ha recibido se hubieran distribuido equitativamente entre todas las regiones españolas.

Por eso, lo último que nos queda es la Constitución. Y dentro de ella, hay artículos que permiten una reorientación de la situación actual, como son las leyes de armonización y la suspensión de la autononomía.
En mis sueños queda la posibilidad de una reforma de nuestra Constitución Española, en la que se eliminasen o por lo menos se limitase la autonomía en favor de una mayor igualdad entre todas las regiones y consecuentemente entre los españoles.

4 comentarios:

Alberto Esteban dijo...

Totalmente de acuerdo.

Saludos

Lidia Menacho Romero dijo...

Si es cierto que por parte de la nación española se han permitido muchos desmanes a los nacionalistas pero, la situación en la que estamos ahora tiene nombres y apellidos, el PSOE de Zapatero.
Detras de todo esto lo único que hay es una campaña de lavado de imagen, una campaña donde permiten que Ibarretxe lance un pulso de autodeterminación para que luego lleguen los socialistas como salvadores de la patria y propongan un paso menos duro, más suave, más de acuerdo con el respeto a las nacionalidades y a España y eso no será otra cosa que la España federal.
No nos equivoquemos, Ibarretxe hace lo que hace porque al gobierno le conviene.

O que alguien me explique porque todavía Zapatero no ha parado al PSC de Montilla si a ese PSC donde Carma Chacón y Corbacho son referentes o a ese Montilla que con Zapatero a pasado de ser Alcalde de Cornellá a Ministro, enterrador de Maragall o mandamas en la Generalitat.

Porque el PSC sólo es la marioneta que pide el federalismos que ZP está deseando de otorgar.

P.D: Me alegro de que hayas vuelto a escribir en el blog. Bss.

Anónimo dijo...

Aplicación del Artículo 155 de la Constitución ¡¡YA!!

yennego dijo...

lidia, no creo qe el problema radique en la inexistencia de un gobierno solido y central, sino en todo un siglo, y sobre todo un último cuarto de siglo, en el que se ha modelado y creado esa conciencia social de proteger las "nacionalidades históricas" contra las verdaderas regiones con arraigo nacional: Castilla, León, Aragón y sobre todo Navarra, la gran olvidada.

Si el problema fuera de un gobierno, en unas elecciones que lo cambiaran se acabaría todo, pero es la fuerza mediática, la falta de voluntad de enfrentamiento por parte de los partidos nacionales, o de acomplejamiento,ya que no se atreven a decir claramente: la única Nación es España y es indivisible, como reza en la aprobada Constitución.