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lunes, agosto 09, 2010

Sobre porqué la propiedad privada ha permitido que no desaparezcan los toros de lidia.

La conservación de la naturaleza es uno de los casos donde el liberalismo y la propiedad privada funcionan aunque no se ha sabido vender este arrollador éxito. Gracias a la propiedad privada, al cuidado personal e interesado de los propietarios, se han conservado flora y fauna, que en otra situación hubiera desaparecido.

En España, tenemos el más claro ejemplo con el ganado bravo, especie única en España, en oposición a otros animales salvajes como lobos, osos o linces. Durante la Edad Media, era normal que los señores salieran a cazar y a lancear toros. Poco a poco, el arte de lancear toros se fue perfeccionando y generalizando, consiguiendo mantener manadas de toros en zonas estratégicamente seleccionadas y extraer de ellas a las reses que iban a ser lanceadas.
Durante el siglo XVIII, se establecen las primeras ganaderías de reses bravas gracias al auge de las fiestas y al establecimiento de la estructura de las corridas de toros.

Así, serán personas privadas las que comenzarán a criar toros de lidia, animales salvajes en fincas particulares. Así, dándole una finalidad comercial a la especie y pudiendo ser respetada la propiedad de los animales, comenzó la crianza del toro de lidia.

A los toros de lidia se les respetó su hábitat natural, la dehesa, y se potenció, a su vez, el ecosistema propio del campo español con espacios extensos de encinas y alcornoques. Con los toros, convivían todo tipo de animales, y miles de hectáreas se conservaron tal y cómo eran y no se transformaron para dedicarlas a la agricultura.

Por su finalidad de servir en las corridas de toros, gracias a su natural bravura, el toro bravo ha podido conservarse y vivir tantos años creciendo en número de ejemplares, cuando otros animales salvajes se han visto abocados a su casi desaparición. Así, animales salvajes como el lobo, el oso o el lince, sin finalidad ni interés privado, fueron matados en la mayor parte de España y recluidos en parques naturales donde viven un mínimo número de ejemplares.

El problema surge cuando, en la actualidad, el sentimiento ecologista de ciudad observa como el toro muere en la plaza por una estocada; y prefiere que el animal ni siquiera hubiera vivido con tal de no tener que morir así.

Entonces, la razón por la que vive el toro, la lidia en la plaza, se transforma en la causa de su extinción, ya que si los toros no pueden ser toreados, nadie criaría toros de lidia, por lo que ni toros ni vacas bravas podrían vivir. Las dehesas serían destinadas a la labranza y se perdería el ecosistema natural, y las especies que viven allí, ya que es imposible mantener manadas de toros bravos sueltos por España por el peligro que supondría para las personas.

Piensan algunos que se podrían mantener ejemplares en parques naturales pagado por el Estado. Dicho esto, no tengo más remedio que preguntar: ¿prefieren estos “defensores de la vida de los toros” que sólo vivan 100 o 200 animales en lugar las decenas de miles que viven en la actualidad?
¿Quién defiende más el derecho a la vida de los toros y las vacas que los que potencian su crianza por parte de ganaderos a su bien y riesgo en las fincas españolas, francesas, portuguesas, mexicanas, colombianas, peruanas, venezolanas y ecuatorianas?

Así, podríamos decir que gracias a las corridas de toros y a su libre mercado (ganaderos, toreros, aficionados, empresarios) miles de animales salvajes viven en pleno siglo XXI en mitad de países industrializados sin temor a desaparecer.

Otro ejemplo donde vemos que la propiedad privada es una solución factible para las especies en peligro de extinción es el caso de los elefantes en Zimbawe. En este país, los nativos son propietarios de las manadas de elefantes, protegiéndolos celosamente de que sean cazados ilegalmente, y obteniendo recursos a través de la caza legal y organizada.

En cambio, otras especies de animales sin finalidad económica y sin ser propiedad de nadie desaparecen sin que se pueda hacer nada, a diferencia de los casos de los toros bravos o los elefantes africanos.

3 comentarios:

Jacinto Segura dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jacinto Segura dijo...

Es una lastima que por una cuestión politica en Cataluña prohíban los toros, porque no es por maltrato, lo han hecho por ser anti-españoles.


http://verdadescontramentiras.blogspot.com/2010/08/en-espana-espanol.html

borjabrela dijo...

Muy buen artículo.

Love and Freedom.