La libertad es tan difícil de conseguir como fácil de perder.

Dios nos dio la voluntad; la voluntad, la libertad, y ésta, el mercado.El mercado nos hizo libres, y el Estado nos llevó a la esclavitud.

Trabajador, si los políticos nada más ayudan a los empresarios, ¡HAZTE EMPRESARIO!

miércoles, marzo 03, 2010

Soy taurino

El Parlamento de Cataluña ha tenido hoy el primer día de debates, con la participación de personalidades a favor de las corridas y en contra, para aprobar la Iniciativa Popular para prohibir la celebración de corridas de toros en la región.

Quería esperar hasta este día, hoy, para escribir este artículo sobre los toros. SOY TAURINO.

Creo que soy taurino desde que nací, y me dí cuenta que lo era a los tres años de edad sin quererme dar cuenta. Soy taurino porque me gustan los animales: me encantan los toros, así como los perros, los caballos...me veía todos los documentales de la 2 todos los días durante mi infancia.

He asistido a corridas de toros desde que tenía 8 años; he visto toros en Jerez, El Puerto de Santa María, Sevilla, Madrid...es decir, que llevó más de la mitad de mi vida siendo aficionado taurino, si es que alguna vez podré ser considerado como tal.

Conozco el campo y sus faenas, conozco el trato del ganado, tanto el vacuno bravo o manso. Conozco a ganaderos de bravo, a toreros, aficionados, periodistas...de todos se aprende algo siempre.

A veces, he sentido pena al ver arrastrado un toro por las mulas al final de la faena, pero también me he sentido orgulloso del toro que ha aguantado bravamente la llegada de la muerte. He aplaudido a toreros por estocadas certeras y, a la vez, he aplaudido al toro por su bravura y su casta, como actores principales, los dos, de una misma obra artística.

He pedido el máximo premio, el rabo del toro, para el torero y, también, en ocasiones, la indulto de la vida del animal.

He visto a toreros salir abucheados de una plaza, o recibiendo almohadillazos, por no haber sabido aprovechar la bravura del toro, el sacrificio que el animal ha ofrecido al ritual, o por no haber entrado a matar al toro de tú a tú (de frente).

Soy taurino, sin más.

Soy heredero de un ritual milenario, de una ceremonia tan natural como la propia vida, tan humana como el dominio del hombre sobre la naturaleza, tan sentida como racional. Me gusta la fiesta de los toros porque me encantan los toros.

El toro de lidia es un animal especial, libre, noble y bravo. Es un animal autóctono de España, único en el mundo y a la vez universal. La fiesta de los toros une a medio mundo: españoles, franceses y portugueses, mexicanos, colombianos, peruanos y venezolanos...y demás aficionados de países no europeos.

El toro bravo es el centro de todo, y a la vez, como ahora parece es su propia pesadilla. Por su bravura, lo que le da ese carácter único y especial, el animal es elevado a la misma altura que el hombre, es el otro gladiador.

Pero algunos lo quieren quitar del puesto que por su naturaleza tiene, el de luchador, el de demostrar lo que vale y recompensar a su casta lo que tan extraordinariamente le ha sido concedido. Lo tildan de manso, de animales manipulados, de toros autodirigidos por los toreros,de que no embisten por propia voluntad, de no es libre para no embestir.

Pero ¿se han fijado esos señores realmente de lo que están diciendo? ¿Se dan cuenta del atentado contra la naturaleza y al toro que hacen cuando afirman tales cosas?

El toro es libre al embestir, quizás no es libre de salir al ruedo, pero si para cuando esta en la plaza, dirigirse velozmente contra "lo que se mueve" o en cambio salir huyendo ante la presencia del torero.
¡Antitaurinos! Hagan una sencilla prueba para comprobar lo que todavía no os habéis dado cuenta: vayan a una ganadería de toros mansos (limosines, retintos...), separen un ejemplar de cualquiera de estas razas, y verán como reaciona.
Si no han descubierto las diferencias, cojan un toro manso y lo metan en un recinto cerrado y diríjanse hacia el animal. ¿Qué hace? ¿Huye? Pues sí, cualquier toro-vaca no bravo huye ante las voces de las personas y con su presencia cerca de ellos.

Ahora, si todavía no se han dado cuenta de la existencia de la bravura en la especia de toros bravos, vayan a cualquier ganadería de toros bravos: les recomiendo Miura o Vitorino Martín, aunque cualquier otra les puede servir igualmente (hay ganado bravo en Salamanca, Madrid, Extremadura, Sevilla, y la ruta del Toro Bravo que va desde Jerez de la Frontera hasta Los Barrios).

Si ya han descubierto porqué existen las corridas de toros, me alegro, acaban de ver la grandeza de la fiesta. Si por el contrario siguen pensando que el toro que se mata en los ruedos es el mismo que se come como filete o en el cocido, sigan probando el método anteriormente descrito.

El toro de lidia sin "secuestrarlo" ni "torturarlo" embiste, en el campo libre, y en cualquier lugar donde se encuentre (dirán que buscando la salida) pero ¿qué salida pueden encontrar en el centro del ruedo y embistiendo certeramente a un trozo de tela? ¿o qué salida buscan en el campo?

Sobre la libertad, el derecho de propiedad, la tradición, los interes políticos de esta iniciativa, la progresía reinante y la hipocresía de ciertos partidos, la humillación de tantos artístas taurinos y el ultraje a una fiesta en la que se glorifican tanto toreros como animales a partes iguales no digo nada, por ahora, es suficiente.

3 comentarios:

D45 dijo...

Sinceramente los toros a mí me parecen un horror, pero hay gente, como tú, que les ve arte, por eso no los prohibiría.

Saludos.

yennego dijo...

Gracias.

Un abrazo.

borjabrela dijo...

Preciosa entradilla.

Lo que no entienden los anti-taurinos es que los que más aman al toro bravo son los aficionados taurinos. Los taurinos se emocionan por la lucha a muerte del hombre contra el animal. Han criado al toro desde su nacimiento, entienden sus necesidades, lo han mimado hasta su momento decisivo, aprecian la bravura y la casta del toro, lloran y honran la muerte del toro bravo, promueven la supervivencia de la especie.

El toro bravo es un animal, no una persona, por tanto no es sujeto de derechos ni deberes. El toro bravo no puede decidir cómo morir pero, si pudiera elegir entre morir en un matadero, en un ruedo o desaparecer de la Tierra como el uro, elegiría morir en un ruedo luchando, tal y como le indica su instinto animal.

Love and freedom.